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viernes, 14 de octubre de 2011

EL CAMINO MAS RAPIDO DE REGRESO A CASA - PAUL G. LOWE

PAUL G. LOWE , EL EXPERIMENTO A TERMINADO
CAPITULO 5

EL CAMINO MAS RAPIDO DE REGRESO A CASA


Desde que tengo memoria, cualquier cosa que se me dijese, no parecía ser la verdad. Algo similar a una mentira estaba presente con todo el mundo la mayor parte del tiempo. Mis padres me decían una cosa y luego les oía decirle algo diferente al vecino. El predicador decía una cosa desde el púlpito y vivía una vida enteramente diferente. Nada parecía ser tal como la gente quería aparentar que era.

 Así que supuse que no lo comprendía o que no lo estaba viendo del modo correcto. Pensé que había un gran secreto que yo no captaba enteramente. Las cosas parecían ser muy obvias y simples; pero evidentemente, eso no podía ser así, pues nadie parecía estar viviendo en acorde con lo que decían. A través de los años, seguí suponiendo que algo andaba mal en mí.

 Comencé a darme más y más cuenta de que la vida no era lo que la gente decía que era. Uno de los factores que me ayudó a ver eso fue la construcción de un nuevo complejo habitacional en Birmingham, Inglaterra, donde yo vivía. En un punto, los planificadores descubrieron que parte del proyecto se superponía con un nuevo bloque de departamentos que aún estaba en construcción. De pronto me di cuenta que estas personas, de quienes se suponía que eran las "autoridades", no sabían lo que estaban haciendo. Después de eso, un médico diagnosticó incorrectamente una enfermedad en alguien que yo conocía, y entonces me di cuenta de que los doctores no son perfectos. También pude ver que el predicador era un hipócrita, pues predicaba moralidad en el púlpito y luego, una vez terminado el servicio, se dedicaba a tocar los senos de las niñas del club juvenil. Nada encajaba ya.

 Pero me seguí diciendo, "Puede que no lo esté viendo del modo correcto", hasta que llegó un punto en donde ya no pude seguir creyendo en estos juegos. Sin embargo, tampoco me fui en contra de lo que la gente decía. Sólo me pregunté, "¿De qué se trata realmente la vida?". Por un tiempo, viví lo que llaman una vida "normal". Me casé, tuve una casa y un automóvil, tal como todos. Pero algo en mi interior siguió diciendo, "Y no es de esto de lo que se trata". Comencé entonces a saber más respecto al estado del planeta. Oí que había gente hambrienta y sufriendo, así que dejé la vida que llevaba y fui donde esto estaba ocurriendo, al Africa. Intenté ayudar a la gente. Mientras estaba allí, algo en mi interior me decía, "Y tampoco se trata de esto". Aún cuando estaba físicamente haciendo todo lo posible para ayudar a la gente que estaba hambrienta, cientos de miles más seguían muriendo. Uno de los problemas era que la gente vivía en areas de sequía. Les ofrecimos transportarlos a una zona donde había agua, pero se rehusaron. Respondieron, "Esta es nuestra tierra: preferimos morir que dejar esta tierra".

 Tuve entonces la sensación de que debía trabajar a una mayor escala. Fui a trabajar a Kenya, para reunir fondos para la caridad. Pero nuevamente algo me dijo, "Esto tampoco es". Eventualmente, descubrí que todo lo que yo miraba se hallaba coloreado por el observador. Todo lo veía a través del observador, todo lo que veía afuera era una proyección de lo que ocurría en mi interior. Así que comencé a mirar en mi interior.

 Fui entonces a los Estados Unidos, e incursioné en los movimientos del Potencial Humano y Humanista. Comencé a dedicarme enteramente a examinar mi vida y a descubrir cosas respecto a mí mismo. No me agradó especialmente lo que vi. No me gustó mi ego o mis juicios y superioridad. Fui de un grupo a otro, y eventualmente descubrí que los que dirigían esas actividades se hallaban igualmente atascados. Habían alcanzado un nivel determinado, y luego habían dejado de observarse. Seguí buscando, y me acerqué a maestros espirituales y gurús. Cada vez  que lo hice, hallé que la persona se había detenido en algún punto. No habían llegado a la paz que supera toda comprensión. Y yo comenzaba a tener vistazos de eso. Algo estaba allí, y no se basaba en el placer, la felicidad y la alegría. Lo que ocurría al interior no dependía de lo exterior, pero iba y venía. Comencé a leer acerca de aquellos que habían vivido en ese estado, como Buda, Cristo y Sócrates: personas que habían vivido en un estado de no-juicio, que podía ser llamado amor.

 Lo que estaba buscando continuamente era, "¿Cuál es el punto máximo de mi ser en este momento? Lo que sea que esté haciendo, ¿cuál es mi potencial máximo?". Cuando me transformé en un facilitador de grupos, observaba formas de transformarme en uno mejor. Si ayudaba a la gente, cómo ayudarla más. Busqué en todas las formas posibles, pero sólo encontré a una persona que realmente "lo" tenía. Era J. Krishnamurti. Leí a Gurdjieff, me sintonicé con el Buda y algunos de los maestros Zen, y tuve la sensación de que estas personas habían desarrollado un determinado nivel de algo. Pensé que si eso era posible para estas personas, también lo era para mí. Deseaba estar allí también.

 Entonces llegó un punto en que simplemente no hallé la forma de seguir desarrollándome. No importaba cuánto tiempo seguía sentado meditando, o qué asanas practicaba, o qué mantra utilizaba: alcanzaba un estado determinado y no llegaba más allá. El éxtasis llegaba por un rato, pero no se quedaba. Conocía el estado, pero no parecía pertenecerme. Llegaba y se iba cuando lo deseaba. Con frecuencia aparecía cuando conducía un grupo o enseñaba de un modo u otro, pero luego se iba.

 Así que me rendí. Lo que dije fue, "He buscado por todas partes. Lo he intentado todo, y no está ocurriendo".

 Y entonces ocurrió.

 No fue nada dramático o excitante. Fue muy común y corriente. Todo siguió siendo exactamente igual y, al mismo tiempo, parecía enteramente diferente. No hubo ni kundalini ni estrellas. Era sólo un saber. Me di cuenta de que la realización de sí mismo no existe, pues no hay un "sí mismo". Vi que todo era una sola cosa, vi que el nacimiento y la muerte no existen. El cuerpo nace, el cuerpo muere. Aquello -como sea que lo llamemos- sólo es. Siempre ha estado allí y siempre lo estará. También vi que el planeta Tierra es un lugar muy estupendo, y también terrible. Es uno de los lugares más libres del cosmos. Eres libre de ser tan destructivo como quieras, y también de alcanzar muy altos niveles de vibración. La mayoría de las dimensiones de vibración tienen límites, pero no ésta. Comencé a ver a través de los velos que habitualmente tenemos. Mi sentimentalismo y mi condicionamiento desaparecieron.

 Todo lo que te dicen la Iglesia o la ciencia es una mentira. Todo lo que Buda y Cristo te han dicho es una mentira: no es la verdad. La verdad no puede ser dicha. Debe ser una realización; y cuando ocurra, nunca la sabrás a nivel intelectual. Pero cuando dejas de ser "tú", el saber estará allí.

 Vi que Jesús y el Buda estaban haciendo todo lo que podían, pero sin éxito. Y vi que nada es realmente de ayuda. No hay dónde ir, nadie a quién acudir, nada que hacer, pues nada de eso dará resultados. Nada resulta. No importa cuánto dinero tengas, cuán perfecta sea tu relación de pareja o tu trabajo o cuán famoso seas, esa inquietud se mantendrá en tu interior. Está siempre allí. No importa cuánto medites o cuánto yoga hagas: seguirá estando allí.

 Así que nada funciona. Sin embargo, al mismo tiempo, todo el mundo puede alcanzar ese estado, pues todos son todo. Cada persona es un fragmento del cosmos, total y completo en sí mismo. Tú eres eso.

 No es que el Reino se halle en tu interior. Tú eres el Reino de Dios, pero lo has olvidado. Lo olvidaste a propósito, para poder apreciarlo más. Cuando eras Dios, cuando eras El Uno, cuando lo eras todo, no tenías consciencia de eso. Así que decidiste olvidarlo, y creaste este planeta como un medio para experimentar la dualidad. Nos transformamos en hombres y mujeres, yo y tú, negro y blanco, mal y bien. Creaste esta dicotomía para vivir el Uno, experimentarlo, y ver al otro. Ahora lo has hecho una y otra vez, vida tras vida, y has olvidado que fue a eso que viniste aquí. Ocasionalmente, alguien recuerda y, cuando lo hace, dicen: "Vamos, ¿no recuerdan? Comenzamos esto como un juego, como una experiencia, y luego íbamos a dejarlo ir".

 Y no lo estamos dejando ir. Ha ocurrido muchas veces en este planeta: alcanzamos una etapa determinada, y entonces nos atascamos. Lo que ha hecho entonces el planeta es destruírlos. Han habido inundaciones, eras glaciares y rotaciones de los polos. Una civilización se auto-destruyó con el poder atómico, en la Atlántida. Y luego, todo ha comenzado de nuevo.

 Hemos ahora alcanzado la etapa de la transformación. Es por eso que hemos tenido tantos seres ascendidos en este planeta, tanto en un cuerpo como incorpóreos. Es por eso que vienen aquí personas de otras dimensiones y planetas. Vienen con mucha cautela, pues no tienen mayores deseos de ser baleados, crucificados o colgados como ha ocurrido en el pasado; así que vienen cautelosamente, y se salen del medio tan pronto como se presentan problemas. En el pasado, Sócrates fue envenenado, Jesús crucificado y Mansur cortado en pedazos -y todo porque todo el mundo estaba tan interesado en su propia supervivencia-. Aún se intenta que la vida funcione, y se ha olvidado que este planeta es un lugar para experimentar. Estás intentando lograr que tu relación de pareja funcione, o tu trabajo funcione o tu medio ambiente funcione, y eso no ocurrirá. No fue diseñado así. Fue diseñado para mantenerte inquieto.

 Si no te mantienes en la búsqueda, de vez en cuando la vida viene y te lo recuerda. Para comenzar, te toca el hombro y te dice, "Ya has terminado aquí. Tienes todo lo que necesitas de esta situación. Es tiempo de seguir tu camino". Y si no escuchas, los avisos se pondrán más rotundos. Tienes un accidente automovilístico o descubres que tienes cáncer. Si te aferras lo suficiente a los viejos patrones, recibes el mensaje final: la muerte del cuerpo. En el momento en que esto ocurre, ves todo con entera claridad. Ves que nuevamente has errado el punto, y que tendrás que regresar a repetir todo de nuevo.

La posibilidad que ahora existe en el planeta Tierra es la de dar un salto, pues el planeta va a modificar su nivel vibratorio. Ya lo está cambiando, y muchas personas están sintiendo eso. La gente está teniendo experiencias que les están mostrando que el mundo, tal como le han conocido, está muriendo, y que algo está renaciendo de él. Así que muchos de los niños que nacen en este tiempo son genios. Cuando digo "genio", no me refiero a un super ser humano, sino a otra raza de persona. Muchos de nuestros jóvenes están visitando esta dimensión. Hay niños aquí que no tienen género. No sólo no tienen genitales, sino que sus cromosomas se hallan perfectamente equilibrados. Entre nosotros hay personas que no hablan mucho; pero algo puede cambiar enteramente en ti cuando miras en sus ojos. Están vibrando en otro nivel.

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